Imagina que locura ser feliz todos los días,
instalarte en un oasis de libre albedrío
en la ciudad que respira al ritmo que tú marcas
donde las noches son de seda y las fiestas eternas.
Sin ataduras, sin mandamientos,
Imagina que el único código son tus años divinos,
tus momentos heroicos
y tú corazón cosido a cicatrices de brillantes.
Imagina que allí conoces la grieta en cada muro
y la dirección de cada viento
y que esos aros de oro blanco son santo y seña
para el camino que todavía te queda por delante.
Suéñalo todo si es lo que deseas,
para eso duermen los dos contigo en el mismo cuarto.